Cap. 2 Después de todo no resulto tan molesto...

Todo iba normal en mis clases, pero a la hora del receso me tope con 2 estúpidos, otra vez Stuart y un tipo distraído.
Me dirigía al comedor para ver que había para almorzar – ¡esta comida es peor que la que me obliga a comer mi abuela! –pensé al ver ensaladas y sopas, decidí que no almorzaría nada así que me fui a sentar a una banca pero justo antes de llegar a la banca sentí que me tocaban el hombro
-¡Gina! –me gire algo desconcertada y vi a Stuart con una gran sonrisa
-Stuart –dije desanimada mientras seguía caminando
-¿a dónde vas? –me pregunto amablemente
-a sentarme en esta banca –me senté y voltee a verlo
-oh, ¿puedo…? –me pregunto apuntando la banca
-claro, también estudias aquí claro que puedes –mire a mi alrededor y escuche que el suspiraba
-y… ¿ya hiciste amigos? –me pregunto para sacarme platica
-no, yo no vine a hacer amigos –dije cortante y volviendo a mirar todo mi alrededor
-a mi me gustaría ser tu amigo –yo me gire para verlo y vi como me sonreía
-oye ¿me puedes decir por qué te interesa tanto hablarme? –el comenzó a reír
-pues porque me caíste bien eso es todo –valla creo que mi indiferencia comenzaba fallar
-pero… -me interrumpió
-eso es lo que me gusto de ti, que eres diferente a todas las chicas fresas y resbalosas –eso me hizo sonreír un poco, mire el piso y volví a darle la espalda
-¡te hice sonreír! Eso me gusta –me dijo entre risas
-¡oye! Eres tan molesto, ¿te lo han dicho? –le dije intentando aparentar enojo pero el ya me había hecho reír
-pues a decir verdad creo que tu eres la primera que me lo dice –me quede en silencio y comencé a observar al chico, era guapo y comenzaba a caerme bien, después de todo lo seguiría viendo así que me tenía que acostumbrar, en eso sonó la chicharra y regresamos a nuestros salones. El resto de las clases no paso nada interesante hasta la salida, cuando de la nada volvió a salirme Stuart, valla que si quería entablar una amistad con migo.
-¡hey Gina! Espérame –me gire y lo vi corriendo hacia mi
-¿qué pasa? –lo mire molesta
-no nada, es solo que pensé que podríamos irnos juntos, como nos subimos al mismo bus supongo que vives por donde yo vivo – ¡genial! Lo único que me faltaba, pero en fin tendré que irme con él
-pues si quieres, me da igual –seguí caminando sin esperarlo, vi como se despedía de un chico, no lo alcance a ver bien porque me había quitado mis gafas y de lejos era muy difícil para mí distinguir
-algún día te presentare a mi amigo –me decía sonriente
-oh gracias que considerado, pero así estoy bien –dije sin mirarlo
-te caerá bien, el es algo parecido a ti solo que no tan amargado –me pare en seco y lo mire muy molesta, odiaba que me dijeran amargada
-perdón, no quise ofenderte –me dijo apenado, yo seguí mirándolo varios segundos más y después seguí caminando más rápido
-¡oye espérame! –me gritaba mientras trataba de alcanzarme
-¡déjame en paz! ¡No quiero tener relación con tigo de ninguna índole! ¿Entiendes? –el se quedo serio y se detuvo, mientras yo seguí caminando rápido hasta el bus. Sentía demasiado coraje, odiaba que me dijeran amargada ¡como si todos fueran tan perfectos! Al llegar a mi casa entre más que furiosa y subí a mi recamara, avente mi mochila al piso y me recosté en mi cama boca abajo aun muy molesta
-¡malditos, Si supieran por lo que he pasado no se atreverían a decirme así! Ya quisiera verlos tan tranquilos si hubieran vivido mi vida –tenía mucho odio ante la vida, pues esta me había tratado como trapo, mi existencia fue muy compleja desde que tengo uso de razón, nadie me comprende por qué no lo han vivido, si lo hubieran vivido me comprenderían perfectamente